Desiderata

Camina plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que la paz se genera en el silencio. Sin renunciar a ti mismo ni humillarte, esfuérzate por vivir en buenas relaciones con los demás, y ser amigo de todos. Siéntete libre, y di tu verdad tranquila y claramente. Escucha a los demás, incluso al torpe y al ignorante; cada uno de ellos tiene también una vida que contar, y una enseñanza que ofrecer. Evita a los alborotadores y agresivos, que perturban la paz del espíritu. No te compares con los demás, pues podrías volverte vanidoso o amargado; porque siempre habrá cerca de ti alguien peor... o mejor que tú. Y alégrate, tanto de tus logros como de tus proyectos. Ama tu trabajo aunque sea humilde, es la auténtica riqueza de tu vida. Sé cauteloso en tus actividades, porque el mundo está lleno de acechanzas. Pero no por eso seas ciego a la virtud, que también hay en él muchas personas que luchan por hermosos ideales. Y donde quiera que mires, puedes ver que la vida está llena de heroísmo. Sé auténtico y sincero; especialmente, nunca finjas un afecto que no sientes. Tampoco seas pesimista respecto al amor, porque pese a toda aridez y desencanto, el amor es eterno como la hierba del campo. Acepta amablemente el consejo de los años, abandonando con una sonrisa los caprichos de la juventud. Fortalece tu espíritu, para que pueda sostenerte ante un inesperado revés de la fortuna. Y no te angusties por males imaginarios, muchos temores nacen de la fatiga y de la soledad. No te dejes dominar por una excesiva disciplina, trátate con cariño y no te dejes dominar por el desánimo. Eres una criatura más del Universo, no menos importante que los árboles y las estrellas... y tienes derecho a estar aquí. Y aun cuando esto no esté claro para ti, ten por cierto que el mundo sigue el camino que debe seguir. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, cualquiera que sea la forma en que lo concibas. Y cualesquiera que sean tus trabajos y tus aspiraciones mantén tu espíritu en paz frente a la ruidosa confusión de la vida. Porque a pesar de sus duras tareas, sus falsedades y sus sueños malogrados, el mundo es aun hermoso. Sé prudente y trata de ser feliz. Autor: Max Erhmann, 1927